domingo, 25 de enero de 2009


Como bien se apreciará en la lectura de los fragmentos sobre el Mundo Antareuta, rastreados en diversos sitios y reconstruidos torpemente aqui, el tiempo se ve trastocado, o en todo caso, no respeta las conjugaciones verbales a que nos ha acostumbrado nuestra escuela primaria: Tanto se habla en pasado, como en futuro, porque es una dimensión absolutamente presente y da igual cuando los hechos se producen.

Tiempo y Espacio no son allí 'categorizaciones sistemátizadas' como podría decir ' el señor racional de la primera fila de oyentes'.

Estas cualidades del Mundo de Antares, lejos de desalentar a los valientes de la Cofradía de la flor solar, los atrajo irresistiblemente...


-Nota al pié rescatada de un documento sumerio.-


Los escasos datos que nos llegan de Antares se refieren a su tamaño con respecto a nuestro sol, y la magnitud de esta estrella roja gigante, en pleno proceso de expansión.


Antiguos documentos etruscos informan que la civilización de Antares estuvo basada en el Amor a los seres, en la capacidad de entendimiento y sobre todo en la ausencia de acciones bélicas de conquista.


Todos los seres, al ver asomar en el espacio alguno de los tantos soles cercanos, se abrazaban saludandose porque consideraban que la noche era un paseo por las sombras desconocidas, de la cual salían indemnes siempre, pero distintos cada día antarense, de modo que verse y comunicarse era una aventura diaria.

Los árboles extendían sus gajos en largos abrazos y los demas seres se aproximaban hasta estrecharse en una bienvenida solidaria: entendían que estaban compartiendo una jornada mas en el universo, y nada había para disputarse o competir.


Los documentos arruinados por la atmósfera terrestre, como la piel de todos los humanos, presenta algunos grabados donde se intenta mostrar la habitual telepatía de la cual gozaban todos los antareutas, aunque muchos preferían dar sonidos armoniosos o cantar, o silvar. Algunos llegaron a interpretar instrumentos de percusión como el 'pietrosol' construido con piedras solares, o la 'lupueolis', parecida a nuestras arpas, formada por restos de luna tallada a fuego y atravesada con hilos de viento cósmico.


NOTA: A medida que descifremos datos, iremos reconstruyendo el Mundo de Antares, lugar donde la Cofradía de la flor solar pareció instalarse a vivir. Aunque actualmente se duda de su existencia, quien escribe esta nota está en la certeza que dicha cofradía sobrevivió a todas las hostilidades y se halla oculta en ciertos lugares que se mencionarán mas arriba.

sábado, 24 de enero de 2009

Tal y cómo lo percibimos


Existe una vasta bibliografía sobre objetos que tanto pueden ser una cosa, como otra. Para Borges, el universo estaba en un sótano de un viejo café, o acaso en una antigua moneda llamada Zahir. No es incoherente pensar que Antares se encuentre donde menos lo esperamos.
Desde este silogismo, razonemos que no será esencial contar con nave alguna para llegar a esta supernova roja donde la Cofradía de la flor solar tiene pensado habitar para seimpre.
Aunque ahora que lo pienso, no será necesario cruzar el firmamento hacia confines astrales, acaso Antares esté tan cerca de cada uno de nosotros, que no podemos verlo...
Hasta puede ser ese órgano rojo que apenas percibimos a la distancia, en la boca de un soberbio tigre de Bengala. ¿Cómo tener alguna certeza desde que alguien afirmó que las cosas son como las percibimos o creemos que son?
De todas formas, comencemos por buscar nuestros objetos amados, por las dudas...

viernes, 23 de enero de 2009

Adonde está Antares?



Cuando la gente se enteró de la existencia o no existencia de Antares, preguntó ¿còmo se llega allì?

Aquiles los miró y dijo batallando duro.

Buda entrecerró sus grandes ojos y murmuró: concéntrense y busquen...

Bill Gates sonrió y haciendo un guiño dijo: ya inventaremos algo. jejej.

Alá miró el todo que habìa entonces y exclamó: por allá, por allá, señalando la ciudad de Medina.

La madre Teresa de Calcuta, levantando la mirada del agonizante preguntó: ¿qué Antares?

Képler miraba el firmamento con grandes ojos, y murmuraba: mmm, ajá.

Por fin vino Lilliake y con risas estridentes, quitándose el polvillo cósmico de las alas, chilló: Antares está dentro de ustedes, bobossssss.

jueves, 22 de enero de 2009

Los besos 'in situ' eran frecuentes


Los besos soplados que caracterizaron a los moradores de Antares eran propios de los adultos ya que los pequeños lo daban 'in situ' mejilla o cráneo, en señal de franca integración interpersonal, a la inversa que los humanos terrícolas, quienes de pequeños soplaban besitos a sus familiares, y en su proceso de adolescencia, trotaban largos km para dar besos cercanos, aún a costa de recibir a cambio una palabrota o un cachetazo.
Esta falta de escrúpulos a la hora de besar, no se veía en Antares: alli todo era recíproco.
No obstante, los 'antareutas' adultos iban enseñando a sus pequeños, mientras caminaban de sol a sol, prevensiones acerca de futuras invasiones de estrellas vecinas, con el pretexto de frenar terrorismos rojos, inventar bombas cósmicas o coartadas de peor calibre.

miércoles, 21 de enero de 2009

Besos al aire


Dicen en mi pueblo que el acto de soplar besos caracterizará a casi todos los habitantes de Antares.
Como bien se sabe, Antares es una supernova roja, erormemente mas grande que nuestro sol, adonde fundaremos nosotros 'la Cofradía de la flor solar'.
Dicen también que dichos besos darán en el blanco, ergo, en los labios de x ser, El azar, rey y señor de los destinos de Todo lo que Es, seguirá igual que aqui, rigiendo la dirección de los besos en la supernova.
Bienvenidos sean los besos en Antares, los besantes, los bienrecibientes de ellos.
Allá iremos.

Así somos

Las primeras páginas son las últimas y a medida que avanzamos en el entusiasmo de un desvirgue bloggear, mas nos alejamos de estas palabras iniciales.
Es como en la vida, aquellos hechos que nos tocaron en la infancia y que, a la distancia sideral de los años cumplidos, nos parecen remotos, son en realidad los que ante un café horrible nos hacen mirar al mozo con cara de asesina serial, o frente a un desengaño amoroso, lloramos a moco tendido durante varios soles de desértica congoja.
Así de frágiles animales somos.
Por eso formamos cofradías: para alimentar el afán de vivir un rato más, para aventar la soledad de los agostos, para comentrar los libros que leímos, para hacernos querer una fugacidad con un poema redundante.
Así somos, che.